jueves, 1 de agosto de 2013

Publicado en www.AvivaNuestrosCorazones.com
 
Hemos estado recorriendo el cápitulo más largo de la Biblia, el Salmo 119 tiene 22 partes de 8 versículos cada uno, hoy nos corresponde la octava parte desde el 57 al 64:
57 El Señor es mi porción;
he prometido guardar tus palabras.
58 Supliqué tu favor con todo mi corazón;
ten piedad de mí conforme a tu promesa.
59 Consideré mis caminos,
y volví mis pasos a tus testimonios.
60 Me apresuré y no me tardé
en guardar tus mandamientos.
61 Los lazos de los impíos me han rodeado,
mas no me he olvidado de tu ley.
62 A medianoche me levantaré para darte gracias
por tus justas ordenanzas.
63 Compañero soy de todos los que te temen,
y de los que guardan tus preceptos.
64 La tierra, oh Señor, está llena de tu misericordia;
enséñame tus estatutos. Salmos 119:57-64
Hay algo que tienen en comun estos ocho versículos y es que todos terminan mencionando la Palabra, vemos como el salmista da a enteder que el centro de su vida es la ley de Dios.
Inicia diciendo que su el Señor es su porción, él ha atesorado a su Dios por encima de todo lo que el mundo puede ofrecer,  esto no ha sido ganado sino que lo ha recibido por gracia con sus ojos puestos en la promesa de Aquel que le daría parte en su reino. La verdadera herencia del cristiano no consiste en bienes materiales o terrenales, sino en los tesoros eternos junto a Cristo.
Al recibir tan hermosa heredad de su corazón surge una respuesta en agradecimiento, el salmista declara que:

Promete guardar sus palabras: ¿Es este el anhelo de tu corazón? 
Suplica su favor con todo su corazón: ¿Buscas con afán el favor de Dios en tu vida diaria?
Considerar sus caminos: ¿Estás considerando constantemente si la forma en la que vives agrada a Dios? 
Volver sus pasos a sus testimonios: Cuando Dios te da convicción de pecado en alguna área de tu vida, ¿estás presto para arrepentirte y enderezar las cosas?
Apresurarse y no tardarse en guardar sus mandamientos: ¿Tardas mucho para poner por obra la Palabra de Dios o te apresurar por guardarla?
Aunque esté rodeado en compañía de los impíos, él permanece firme en Su Ley, esto nos lleva a pensar: ¿Me mantengo firme aún si estoy rodeada de personas inconversas? ¿Me adapto a ellos o puedo mantenerme en mis convicciones bíblicas?
Es tanto el agradecimiento del salmista que aun a medianoche el se levanta a dar gracias por sus justas ordenanzas, ¿Cuándo fue la última vez que te levantaste de madrugada a darle gracias a Dios?
En medio de todo el mal que pueda rodearte quiero recordarte el último versículo: ¡La tierra, oh Señor, está llena de tu misericordia; enséñame tus estatutos!


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