miércoles, 7 de agosto de 2013

¡Cuánto amo tu ley! Salmos 119:113-120

Hoy seguimos con nuestro recorrido por el Salmo 119, ha sido maravilloso estar empapándonos de su verdad, es mi oración que seamos movidas a buscarle con afan.

Hoy veremos los siguientes versos:


113 Aborrezco a los hipócritas,
empero amo tu ley.
114 Tú eres mi escondedero y mi escudo;
en tu palabra espero.
115 Apartaos de mí, malhechores,
para que guarde yo los mandamientos de mi Dios.
116 Sostenme conforme a tu promesa, para que viva,
y no dejes que me avergüence de mi esperanza.
117 Sostenme, para estar seguro,
y que continuamente preste atención a tus estatutos.
118 Has rechazado a todos los que se desvían de tus estatutos,
porque su engaño es en vano.
119 Como escoria has quitado de la tierra a todos los impíos,
por tanto amo tus testimonios.
120 Mi carne se estremece por temor a ti,
y de tus juicios tengo miedo. (Salmos 119:113-120 LBLA)

En esta porción el salmista se opone de frente a los que se burlan de la ley de Dios, exalta la veracidad y la seguridad de Sus promesas y resalta el destino de todos lo que la rechazan. 

¿Aborreces la hipocrecia y la mentira?
¿Cuándo estas rodeada de personas que no aman la ley de Dios, permaneces firme o te adaptas a ellos?
¿Cuándo eres afectada por el mal de los impíos encuentras en Dios tu escondedero? 
¿Es la Palabra de Dios como un escudo para ti? o ¿Dejas que las obras de los malhechores te afecten?

El salmista confía que la Palabra de Dios es segura, ella es su sustento y aun en medio de la prueba él sabe que no será avergonzado, sino que su esperanza florecera y Dios cumplirá sus promesas.
Cuando experimentamos esa seguridad que solo puede darnos la Palabra de Dios continuamente prestaremos atención a Sus estatutos.
Él reconoce que Dios ha rechazado a todos los que se desvian, esto me confronta, ¿Hasta qué punto he consentido yo en obrar junto a aquellos que no toman en cuenta a Dios? 

Oro para que Dios nos llene de un temor reverente hacia Él y Su Palabra de manera que la atesoremos por encima de la opinión de los que han rechazo a Dios.




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